El bar estaba de bote en bote, pero encontré un taburete libre en el extremo de la barra junto a las tragaperras, el televisor y la máquina de discos. Solicité un vaso de gaseosa con una rodaja de limón y me enfrasqué en la lectura de “El fin de la historia” de Fukuyama.

-¿Cree usted que la confrontación ideológica terminó con la caída del comunismo? –me preguntó mi vecino de taburete.

Iba vestido de camionero barbudo y tenía delante una jarra de cerveza, pero inmediatamente reconocí los rasgos de Santiago Apostol.

-¿Qué hace usted aquí, en este antro? –le pregunté, alarmado. Me contempló con sus ojos tristes y algo cansados.

-Huyo de la morisma. ¿No te has enterado de que los de Bin Laden querían volarme la basílica-catedral de Santiago de Compostela, que ya no respetan ni el feudo de Fraga.

-Sí, eso he oído.

-Yo, que algo sé de combatir a los moros, hace tiempo que lo venía diciendo, pero nadie me escucha. Es la Cristiandad, con su política errática de dar alas a los sarracenos en lugar de cortárselas. Primero armaron al sha de Persia para que fuera el gendarme de la zona y por joder un poco a los rusos. Luego sale Jomeini y los franceses lo apoyan para jorobar un poco a los yanquis. La revolución islámica expulsa al Sha y USA arma a Irak para jorobar a los de Jomeini. Luego lo de Afganistán: los fundamentalistas atacan al gobierno procomunista; USA los arma para jorobar a los rusos. Y, finalmente, el avispero de los Balcanes donde Europa, y otra vez USA, ayudan a que los musulmanes bosnios tengan su propio estado a costa de Servia y de Croacia con lo cual permiten el establecimiento de una cabeza de puente islámica, que ya veremos el juego que da en el futuro, en el corazón de Europa.

-Se trata de democratizar los gobiernos de esos países –argumenté.

Santiago Apostol me dirigió una mirada piadosa.

-¿Todavía no te has percatado de que religión y democracia son incompatibles? Occidente ha progresado porque separó la vida civil de la religiosa, pero ha cometido el error de entregar armas modernas a una morisma que confunde vida y creencia. Que Dios nos coja confesados.